Agricultores sufren daños en el ADN y riesgo de infertilidad

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La UMSA halla que productores de Villa 14 de Septiembre y Villa Bolívar, del Trópico de Cochabamba, además de Sapahaqui de La Paz, siente efectos por los plaguicidas.

La agricultura está sumergida en el desastre. Los productores dependen de los plaguicidas, cuyo uso se ha incrementado así como su importación.

Los agricultores no solo aplican arbitrariamente los pesticidas, sino que lo hacen sin protección alguna exponiéndose a la contaminación tóxica. Es más, aún circulan en mercados feriales de Cochabamba y del país productos letales que han salido del comercio mundial hace años.

El director de Productividad Biosfera Medio Ambiente, Probioma, Miguel Crespo, ilustra el crecimiento del uso de los pesticidas. “En los últimos 12 años, el incremento en la importación de agroquímicos es de 500 por ciento . Subió de 23 millones de kilos a 159 millones. Antes se usaba 13 kilos para tratar una hectárea, ahora se aplica 38. Eso es tres veces más, y el rendimiento de cultivos no llega ni al 1 por ciento ”.

Esta situación y el grado de contaminación preocupó a investigadores. Varias instituciones han puesto sus ojos en el uso abusivo de los plaguicidas y sus efectos en la salud y el medio ambiente.

La Universidad Mayor de San Simón (UMSS) halló riesgo de infertilidad en los varones debido a varios factores contaminantes, entre ellos los plaguicidas, la actividad petrolera, minera y otros.

La Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) encontró que los pesticidas causaron daño en el ADN de los agricultores.

Otro estudio de la UMSS especifica que el grado de contaminación por agroquímicos llega poblaciones inesperadas como Omereque, Punata y Tiraque.

 

FERTILIDAD EN RIESGO

Al Instituto de Investigaciones Biomédicas e Investigación Social (Iibismed) de la Facultad de Medicina de la UMSS llegó una información que fue detonante para el inicio de la investigación: la prevalencia de abortos y neonatos mal formados en el Chapare. Entonces surgió la hipótesis de que se debía al uso de los plaguicidas.

Identificó Villa 14 de Septiembre (cerca de la carretera al Trópico) y Villa Bolívar (monte adentro) como los municipios donde aparentemente ocurrían más hechos.

El trabajo se realizó entre 2016 y 2017. Los resultados de la investigación aún no fueron publicados, pero dos investigadores del Iibismed adelantaron detalles.

El equipo de investigadores se trasladó hasta los dos municipios chapareños en busca de información previa. Aplicaron una encuesta para conocer las condiciones de los agricultores, saber cómo fumigan, con qué fumigan, cada cuánto tiempo lo hacen, entre otros datos. La idea era correlacionar la calidad seminal respecto a la cantidad de plaguicidas que podrían estar contaminando a los agricultores, es decir Índice de Exposición.

Tras la encuesta, la investigación previa concluyó que hay mal manejo de los plaguicidas, son utilizados a criterio propio de los labradores. “Mezclan órgano clorados, órganofosforados, insecticidas y herbicidas”, afirma el investigador del Instituto Carlos Eróstegui Revilla.

Especifica que los herbicidas son más letales porque tienen la función de matar la hierba. “Si matan la maleza, también pueden causar efecto en los seres humanos”. La bióloga del mismo Instituto Ángela del Callejo relata que los productores mezclan plaguicidas con etiquetas distintas. “Es decir, un empaque que lleva la alerta roja (la más peligrosa) es combinado con uno amarillo o azul con la intención de potenciar el químico, sin considerar que también aumentan el efecto contaminante”.

“A veces mezclan herbicidas con insecticidas y el resultado es una bomba”, dice Eróstegui.

Del Callejo confirma que muchos plaguicidas prohibidos en otros países están presentes en el mercado nacional. Agrega que el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria, Senasag, informó que controlan el ingreso de los plaguicidas, pero que los negociantes de tóxicos se dan modos para que persista en el mercado. “Hay venta libre en ferias. Hay productos organoclorados prohibidos en el mundo por ser terriblemente tóxicos y persistentes”.

El 98 por ciento de los productores, incluso embarazadas, utiliza Gramoxone sin protección.

Tras la encuesta, el Instituto se dedicó a observar la salud de los productores. Sufren de dolor de cabeza y nauseas. “Todos presentan malestar, luego de las fumigaciones”.

Eróstegui aclara que la enfermedad no es visible y que “aparentemente la persona está sana. Pero el tóxico queda en el aparato reproductor y puede afectar a la descendencia, conducir a abortos o nacimientos con malformaciones. A la larga vamos a ver muchos efectos”.

Para la investigación fueron tomadas muestras de 60 productores y se midió la calidad del semen. “Los parámetros son el volumen, la motilidad espermática, concentración, vitalidad y morfología espermática”, dice del Callejo. Hace notar que, en el mundo, un 15 por ciento de la población masculina tiene algún problema de infertilidad, pero en el Chapare, ese porcentaje sube a más del 40 por ciento .

“Es una alerta. Hay problemas en la calidad seminal comparada con una población no expuesta. Cuanto más deficientes estén los parámetros, menos opciones tienen para ser fértiles. Existen límites y si los parámetros están debajo pueden llevar a la subfertilidad. Los agricultores tienen descendencia, pero si la alteración en su semen aumenta, la posibilidad de tener hijos, baja”.

Ambos expertos aseguran que la investigación no ha podido demostrar con precisión que esa disminución en la calidad del semen esté relacionada con el uso de plaguicidas. Consideran que es uno de los factores, pero que pueden contribuir también otros como la nutrición o genéticas de las personas, la contaminación por la actividad petrolera y más.

Coinciden que la contaminación es una causa de la afectación del semen.

 

ADN ALTERADO

Otro estudio sobre la salud de los productores y aplicadores de plaguicidas hizo la UMSA.

La jefa de la Unidad de Genética Toxicológica del Instituto de Genética de la Facultad de Medicina de la Universidad Mayor de San Andrés, de La Paz, Noemí Tirado Bustillos, informa que la UMSA realizó una investigación en tres municipios del país, dos de los cuales están en Cochabamba: Villa 14 de Septiembre y Villa Bolívar de la región del Chapare. El tercero es Sapahaqui, de La Paz.

La investigación empezó en 2015. Se tomó muestras de orina a 298 personas de ambos sexos. Los resultados concluyeron que los productores tenían agroquímicos en su cuerpo. Los plaguicidas más utilizados fueron el Metamidofos (65 por ciento ) y el Paraquat (52 por ciento ). El 75 por ciento de agricultores combinó pesticidas, mientras fumigaba.

El herbicida Paraquat, también conocido como "Gramoxone", ha sido prohibido en al menos 40 países del mundo, pero aún está en Bolivia.

La UMSA encontró que los productores sufren daño genotóxico, es decir hay afectación en el ADN. El ADN o DNA (en inglés) son siglas para ácido desoxirribonucleico y tiene como función principal el almacenamiento de la información para la expresión de determinadas características en segmentos como genes o empaquetada en cromosomas.

“El estudio buscaba ver si los agricultores tenían residuos de plaguicidas en la orina y hemos hallado metabolitos, es decir un biomarcado de exposición. También se ha hecho estudios para ver el daño en el ADN”.

El análisis corresponde a los años 2015-2016. Se ha tomado muestras de Sapahaqui a 92 personas. En el Trópico de Cochabamba se recolectó muestras en Villa Bolívar y Villa 14 de Septiembre a alrededor de 100 personas en cada lugar. En total son 298 participantes.

Hicieron evaluaciones para ver si no tenían hipertensión, diabetes u otras alternaciones en su salud. No hallaron valores significativos de estas enfermedades, pero sí la mayoría expresó tener dolores de cabeza. Encontraron daño genotóxico, es decir daño en el ADN, con dos marcadores que son el ensayo del “cometa y otros micronúcleos en linfocitos”. También aplicaron marcadores de susceptibilidad que, además de estar expuestos al tóxico, genéticamente estarían susceptibles porque tienen ausencia de un gen que codifica una enzima que ayuda a eliminar el tóxico, en este caso los plaguicidas”.

“Los resultados obtenidos sugieren que, la exposición ocupacional a plaguicidas causó daño en el ADN, pues con el ensayo del cometa y micronúcleos en células de mucosa bucal se observó incremento de daño genotóxico en agricultores expuestos a plaguicidas. “Estos datos nos indican que la población de este municipio, por la actividad que realiza pone en riesgo su salud”.

“Los tipos organofosforados y la mezcla de organofosforado/piretroide de clases II y III, causaron mayor daño genotóxico en relación a los otros tipos de plaguicidas, presentando valores significativos (p< 0.05) en relación a los controles. En los compuestos organofosforados, el grupo fosforilo es un sitio electrofílico potencial que puede reaccionar con el ADN, y su grupo alquilo tiene la capacidad de interaccionar con los centros nucleofílicos de la molécula como nitrógeno 7 de la guanina”, dice la investigación.

Esto hace que dichos plaguicidas actúen como agentes alquilantes, y debido a su carácter electrofílico, se sabe que la mayoría de las sustancias consideradas genotóxicas y/o carcinogénicas es altamente electrofílicos por si solas, o pueden ser activadas a metabolitos electrofílicos por medio de los mecanismos del metabolismo xenobiótico de los seres vivos.

“A los productores les interesa la rentabilidad”

La agrónoma Claudia Rocha trabaja desde hace años en Omereque, Palca, Pojo (Cochabamba) y Saipina (Santa Cruz). En todas las zonas se usa el plaguicida y la frecuencia y cantidad aumenta cada vez más, “tanto que ya no depende de cada agricultor, sino de las empresas proveedoras de semilla y pesticidas”.

“Lo más complicado en Omereque y Saipina es la fumigación con insecticidas y herbicidas a la vez”.

Explica que hasta hace unos ocho años, los cultivos exigían una fumigación cada 15 días. Hoy se debe hacer cada semana”.

Señala que a los productores ya no les interesa la alimentación sana, sino calculan de cuánto y qué les puede dar mayor rendimiento.

Además, los agricultores utilizan semillas híbridas, es decir mejoradas genéticamente. Esas semillas requieren fumigación más contínua caso contrario, la producción no rinde.

“Las empresas transnacionales que proveen la semilla también proveen los plaguicidas y prometen triplicar el rendimiento, pero a base a insecticidas”.

Agrega que “los agroquímicos están presentes en todos los productos, en las hortalizas, la sandía, los tomates, las cebollas, está en todo lo que se compra en el mercado”.

Fecha de Publicación: 19 may 2019
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